Resumen
Los indígenas Kahuʻāina Guardians of Sacred Lands (Guardianes de las Tierras Sagradas) hicieron una declaración en el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN de 2016 en la que expresaban su apoyo a la Moción 26, que reconoce el valor de los sitios naturales sagrados y afirma que estos lugares deben ser «áreas prohibidas» permanentes, especialmente en lo que respecta a las industrias extractivas perjudiciales como la minería y el petróleo. Su declaración reconoce a la Madre Tierra como un ser vivo holístico, y reconoce que como pueblo indígena es su deber proteger los lugares sagrados de la Madre Tierra, que son responsables de su salud y bienestar (1). Su declaración también hace hincapié en la reciprocidad y el respeto mutuo con la Naturaleza.
Su declaración destaca la esencia sagrada de la Madre Tierra y la interconexión de todas sus partes constituyentes. Se explica que el ser humano es una parte constitutiva, junto con «los paisajes, las aguas, los flujos de aire y la riqueza de la flora y la fauna» (1). Explican que el agua es la Vida y el agua es sagrada; que todas las montañas del mundo están interconectadas y que las montañas aseguran la existencia de la vida y el futuro; que los océanos son la fuente de la vida en la Madre Tierra; y que los Bosques Vivientes o «Kawsak Sacha» son espacios sagrados «donde viven todos los seres del bosque, desde el más pequeño hasta el más grande y los seres más supremos». (1). Afirman que «las culturas indígenas tradicionales, que se basan en el conocimiento holístico y la comprensión relacional del mundo, reconocen el papel especial de los lugares sagrados, las rutas sagradas de migración nómada, las rutas de peregrinación, las aguas sagradas, los bosques sagrados, las plantas y animales sagrados, las montañas sagradas y el océano sagrado como puntos nodales, responsables del funcionamiento armonioso y saludable de la Madre Tierra». (1).
Los defensores de esta declaración se describen como «guardianes indígenas de las tierras sagradas, los océanos, las aguas y el aire de nuestra Madre Tierra, desde las costas de Kanaloa Kahoʻolawe hasta la cima de Mauna A Wākea en Hawaiʻi; el río Baram en Borneo; Papúa Nueva Guinea; Mongolia; la República de Altai de Rusia; Kirguistán; la República de Buriatia (Rusia); Benín; Kenia; la Nación Uʻwa (Colombia); el Pueblo Kichwa de Sarayaku (Ecuador); y la Tribu Winnemem Wintu (EE.S.)» (1).
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) aprobó la Moción 26 durante el Congreso Mundial de la Naturaleza celebrado en Hawái en septiembre de 2016