Resumen
El 28 de marzo de 2024, los líderes indígenas de Aotearoa (Nueva Zelanda), las Islas Cook, Tahití, Tonga, Hawái y Rapanui (Isla de Pascua) ratificaron un tratado histórico – He Whakaputanga Moana (Declaración para el Océano) – que reconoce a las ballenas como personas jurídicas con derechos inherentes, incluido el derecho a la libertad de movimiento, a un medio ambiente sano y a la capacidad de prosperar junto a la humanidad. El tratado fue firmado por el rey maorí y el Kaumaiti Nui (presidente de la Casa de Ariki) de las Islas Cook, así como por 15 jefes supremos de Tahití y las Islas Cook. El rey maorí afirma que «en última instancia, He Whakaputanga Moana es una declaración para las generaciones futuras. Nuestros mokopuna (descendientes) merecen heredar un océano rebosante de vida, donde los cantos de las ballenas sigan resonando a través de la vasta extensión».
He Whakaputanga Moana se inspira en las tradiciones del Te Ao Māori (cosmovisión maorí) y hace hincapié en la interconexión de todos los seres vivos. Reconociendo las urgentes amenazas a las que se enfrentan las ballenas por las prácticas insostenibles, la contaminación y el cambio climático, la declaración esboza un plan integral para su protección, que incluye el establecimiento de zonas marinas protegidas y la aplicación de rāhui (restricciones consuetudinarias guiadas por la sabiduría ancestral). La declaración también aboga por entrelazar el mātauranga Māori (conocimiento indígena) con la ciencia para lograr un enfoque más holístico de la protección de las ballenas. La declaración hace hincapié en el papel crucial de las comunidades polinesias como kaitiaki (guardianes) y propone la creación del Fondo Hinemoana Halo para la Protección de los Océanos, que capacitará a las comunidades indígenas como guardianes naturales y apoyará iniciativas acordes con los objetivos de la declaración.
Los grupos indígenas de Polinesia siempre han vivido en armonía con el moana (océano) y lo consideran un antepasado vivo y depositario de conocimientos transmitidos de generación en generación. Las tohorā (ballenas) se consideran seres sensibles y antepasados que guiaron a los antepasados maoríes a través del océano Pacífico.
Aunque no es un tratado internacional vinculante, He Whakaputanga Moana tiene un peso significativo. El tratado permitirá a los maoríes y otros grupos indígenas iniciar conversaciones con los gobiernos de Nueva Zelanda, las Islas Cook, Tahití, Tonga y otros países polinesios para desarrollar un marco jurídico que haga cumplir las protecciones en torno a las ballenas. Los conservacionistas creen que esta medida presionará a los gobiernos nacionales para que ofrezcan mayor protección a la especie. La Iniciativa Océano Halo Hinemoana -grupo impulsor del tratado- ya ha iniciado conversaciones con funcionarios de Tahití, Tonga y las Islas Cook para persuadir a los líderes mundiales de que sigan su ejemplo.
El tratado se inspiró en la Ley Te Urewera de 2014 en Nueva Zelanda, que otorgó personalidad jurídica al bosque Te Urewera. Ya ha provocado un debate mundial sobre la situación legal y ética de las ballenas. También existe un movimiento para nombrar a las ballenas embajadoras de los océanos ante las Naciones Unidas, que ha sido respaldado por el rey maorí.