Resumen
En marzo de 2017, el Parlamento neozelandés promulgó la Ley Te Awa Tupua, que declara al río Whanganui persona jurídica con derechos fundamentales. Esto significa que el Te Awa Tupua tendrá identidad jurídica propia con todos los derechos, deberes y responsabilidades correspondientes a una persona jurídica. Además, el objetivo declarado de la ley es «dejar constancia de los reconocimientos y disculpas otorgados por la Corona a Whanganui Iwi en Ruruku Whakatupua-Te Mana o Te Iwi o Whanganui» y «reconocer, respetar y proteger la relación especial de las iwi y hapū de Whanganui con el río Whanganui». Gerrard Albert, principal negociador de la iwi de Whanganui, afirma que «la razón por la que hemos adoptado este enfoque es porque consideramos al río un ancestro y siempre lo hemos considerado así» y que «han luchado por encontrar una aproximación en la ley para que todos los demás puedan entender que desde nuestra perspectiva tratar al río como una entidad viva es la forma correcta de abordarlo, como un todo indivisible, en lugar del modelo tradicional de los últimos 100 años de tratarlo desde una perspectiva de propiedad y gestión.» El río tiene dos guardianes: uno de la corona y otro de la iwi de Whanganui.
La tribu maorí de Whanganui, en la Isla Norte, lleva 140 años luchando por el reconocimiento de su río -el tercero más grande de Nueva Zelanda- como ancestro. Entre los años 1880 y 1920, la Corona -sin apenas consultar a las iwi- llevó a cabo obras para establecer un servicio de barcos de vapor en el río y extraer minerales de su lecho, erosionando su calidad ecológica, destruyendo la pesca y degradando el valor cultural y espiritual del río. Las iwi de Whanganui presentaron su primera petición al Parlamento en la década de 1870, y durante décadas siguieron buscando compensación y justicia a través de varios tribunales y del Tribunal de Waitangi. El proyecto de ley establecía un acuerdo de 80 millones de dólares para reparar estas «acciones y omisiones» de la Corona y reconocía a Te Awa Tupua como un todo indivisible y vivo, que comprende el río Whanganui desde las montañas hasta el mar, y todos sus elementos físicos y metafísicos.
Esta legislación convirtió al río Whanganui en el segundo del mundo en obtener derechos legales reconocidos, tras la sentencia de la Corte Constitucional de Colombia sobre el caso del río Atrato en noviembre de 2016. Apenas cinco días después de que se promulgara la Ley Te Awa Tupua, el Tribunal Superior de Uttarakhand (India) reconoció a dos ríos (el Ganges y el Yamuna) como «entidades vivas» con derechos fundamentales, permitiendo también que personas designadas representen a los ríos ante los tribunales y presenten denuncias en su nombre. La legislación sigue en vigor.