Resumen
En septiembre de 2021, tras un proceso de 3 años de planificación participativa entre 30 naciones indígenas y organizaciones de la sociedad civil, la Iniciativa de la Cuenca Sagrada del Amazonas (ASHI) publicó el Plan Biorregional 2030 que articula «soluciones realistas y viables para abordar los desafíos económicos y sociales» a los que se enfrentan las Cabeceras Sagradas del Amazonas de Ecuador y Perú. El Plan pretende ser una herramienta para facilitar una transición ecológica justa en la región.
Los derechos de la Naturaleza y el Buen Vivir son conceptos fundacionales a los que se hace referencia en todo el plan. El Plan pretende defender los derechos de la Naturaleza en Ecuador en Perú, y afirma que esta región está compuesta por Bosques Vivos que están formados por seres comunicativos o «personas» como árboles, insectos, animales o incluso sus asociaciones emergentes. El plan sostiene que reconocer la calidad de espíritu de estas «personas» «nos ayuda a profundizar en la estrecha relación entre los Derechos Humanos y los Derechos de la Naturaleza que esta Iniciativa pretende defender (14). El Plan también señala que «los pueblos indígenas no hablamos de conservar la naturaleza, hablamos de respetar la naturaleza porque la vemos como nuestra familia, la vemos como la madre, la vemos como nuestro hogar. Es hora de que se reconozca el trabajo que han hecho los pueblos indígenas». (12).
El plan describe una transición justa que modelaría una nueva forma de economía que no viola los derechos de los ecosistemas. La visión del Plan es que, para 2030, la Cabecera Sagrada del Amazonas sea una biorregión viva permanentemente protegida y restaurada que se inspire en las prácticas de gestión forestal de los pueblos indígenas (32). El Plan explica que los pueblos indígenas de la biorregión de la Cabecera Sagrada del Amazonas son partes interesadas clave «que tienen el conocimiento local y el historial de administración para lanzar este proceso… Este documento es el punto de partida de dicho proceso». (31).
Para alcanzar su visión, el Plan propone la creación de un Fondo de Cabeceras Sagradas administrado conjuntamente por organizaciones indígenas, la sociedad civil, los gobiernos y el sector privado socialmente responsable, que tendría como objetivo garantizar la salud y el bienestar de los pueblos y ecosistemas amazónicos (37). Otras estrategias incluyen la declaración de la región de la Cabecera Sagrada como zona prohibida para las industrias extractivas, y el fortalecimiento de la gobernanza indígena sobre sus tierras y territorios mediante la finalización de la legalización pendiente de más de 22 millones de acres de territorios indígenas en Perú y Ecuador (38).
En última instancia, el éxito del Plan dependerá del apoyo de los gobiernos de Ecuador y Perú.
La Iniciativa de la Cuenca Sagrada del Amazonas (ASHI) fue fundada en 2017 por una alianza de naciones indígenas de la cuenca del Amazonas en Ecuador y el norte de Perú que poseían una visión compartida para proteger la vida y la integridad ecológica de sus territorios ancestrales (18).
Proponentes del Plan Biorregional:
«Los voceros y representantes que lideran esta alianza son los dirigentes de diferentes organizaciones de las nacionalidades amazónicas de la biorregión de la Cabecera Sagrada. De Perú, son miembros de la Alianza la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), el Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís (GTANW) y la Federación Achuar del Perú (FENAP). Por parte de Ecuador, la Federación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE) es la organización líder, que a su vez está coordinando la evolución y desarrollo de la iniciativa con las organizaciones de base representativas de cada nacionalidad, como la Nacionalidad Achuar del Ecuador (NAE), que también forma parte de la alianza. A nivel regional, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) fue convocante fundadora de este esfuerzo». (18)