Resumen
En 2010, Licking (Pensilvania) adoptó una ordenanza por la que se prohibía a las empresas verter las aguas residuales del fracking en el municipio. La ordenanza también reconocía los derechos de la naturaleza, declarando que «los ecosistemas y las comunidades naturales de flora y fauna que los componen poseen derechos inalienables y fundamentales a existir en el estado de naturaleza, florecer y evolucionar naturalmente dentro del municipio de Licking». La ordenanza también declaraba el derecho al autogobierno local, a un medio ambiente sano y al agua.