Resumen
En 2018 en la UICN en Quito, Ecuador, el Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku presentó una propuesta para lograr el reconocimiento nacional e internacional de Kawsak Sacha (el Bosque Vivo), como una nueva categoría legal de área protegida que sería considerada Territorio Sagrado y Patrimonio Biológico y Cultural del Pueblo Kichwa en Ecuador (1).
La propuesta se basa tanto en una cosmovisión indígena como en los derechos de la Naturaleza consagrados en la Constitución ecuatoriana, afirmando que «nuestra propuesta hace hincapié en que para extender los derechos a la Naturaleza, primero hay que reconocer a sus entidades como personas (y no como meros objetos). Como personas, los seres del bosque se relacionan entre sí, así como con los Pueblos Indígenas que comparten sus tierras. Así, a partir de la convivencia continua con los seres del bosque, Kawsak Sacha surge como una forma auténtica de garantizar los Derechos de la Naturaleza en aquellos espacios que aún no han sido diezmados». (2).
En definitiva, el mensaje de la propuesta es animar a la comunidad mundial a reflexionar sobre la inextricable relación entre los Derechos Humanos y los Derechos de la Naturaleza y cómo el Sumak Kawsay (Buen Vivir) puede ser la base de una vida económica más sostenible y respetuosa con la Madre Tierra (2).
Concluye instando al mundo a «hacer un esfuerzo para lograr una verdadera metamorfosis (tiam)»: un cambio del paradigma de desarrollo que trata la naturaleza como un recurso material hacia este modelo alternativo de Kawsak Sacha (3).