Resumen
En julio de 2024, la Fundación Amar Madre Tierra, organización sin ánimo de lucro, presentó una demanda ante un tribunal colombiano de la región del Magdalena contra las explotaciones mineras que, según afirman, violan los derechos del bosque seco tropical (el ecosistema más amenazado de Colombia), así como de los jaguares y guacamayos que viven en el bosque seco tropical de la Sierra Nevada de Santa Marta, una cadena montañosa del norte de Colombia.
La demanda pide a Colombia que reconozca que los jaguares, las guacamayas y el bosque seco tropical del país tienen derechos legales a «la vida, la salud y la integridad».
Tanto los jaguares como las guacamayas se consideran especies «paraguas» (son indicadores de la salud general del hábitat), y su protección tiene beneficios en cascada para los ecosistemas en los que viven. La demanda también pide que se reconozcan los derechos de los espacios sagrados indígenas situados en toda la Sierra Nevada de Santa Marta, e invita al tribunal a adoptar un enfoque «biocultural» que dé prioridad a los procesos vitales de los ecosistemas y a los sistemas de conocimiento y valores ancestrales de las comunidades indígenas. Cuatro pueblos indígenas, los arhuacos, kogui, kankuamo y wiwa, consideran que este bosque es el «corazón del mundo».
La demanda alega que, desde 2007, las operaciones mineras han tenido un impacto negativo en el bosque y los espacios sagrados al contaminar ríos, arroyos y la atmósfera, lo que ha puesto al ecosistema en «un estado crítico de fragmentación y degradación».
Se han concedido al menos 150 licencias mineras en la región, y hay más de 130 solicitudes pendientes.